NUTRICIÓN
DURANTE EL EMBARAZO.
Durante el embarazo existe un incremento de las necesidades
de casi todos los nutrientes respecto a una mujer de la misma edad, en una
proporción variable que fluctúa entre 0 y 50%. Existen diversas fuentes de
información sobre el tema, las que no siempre son concordantes, lo que genera
confusión en el equipo de salud. Las más recientes son las del Instituto de
Medicina de los EEUU, recientemente publicadas (DRI 2001). Tabla 1.
Tabla 1.
Ingesta recomendada de nutrientes según el Instituto de Medicina, Academia
Nacional de Ciencias y Programa de Alimentación y Nutrición, EEUU, (DRI 2001)
NUTRIENTE
Unidad/día
|
MUJERES
19 - 30
años
|
EMBARAZADAS
19 – 30
años
|
DIFERENCIA CANTIDAD %
|
Energía Kcal *
|
2.000
|
2.150-2.200
|
150 - 200 7-10
|
Proteínas g
|
50
|
60
|
10 20
|
Vitamina A μg ER
|
700
|
800
|
100 12
|
Vitamina D μg
|
5
|
5
|
- -
|
Vitamina E mg α tocoferol
|
15
|
15
|
- -
|
Vitamina C mg
|
75
|
85
|
10 13
|
Tiamina mg
|
1,1
|
1,4
|
0,3 27
|
Riboflavina mg
|
1,1
|
1,4
|
0,3 27
|
Niacina mg
|
14
|
18
|
4 28
|
Vitamina.B6 mg
|
1,5
|
1,9
|
0,4 20
|
Folatos μg *
|
400
|
600
|
200 50
|
Vit.B12 μg
|
2,4
|
2,6
|
0,2 8
|
Calcio mg *
|
1000
|
1.000
|
- -
|
Hierro mg *
|
18
|
27-30
|
9 – 12 50-67
|
Zinc mg *
|
8
|
11-13
|
3 - 5 25 -52
|
Yodo μg
|
150
|
220
|
70 47
|
Nutriente
crítico.
Energía.
La necesidad adicional de energía, para una embarazada con estado
nutricional normal se consideraba alrededor de 300 Kcal diarias. Estudios
recientes demuestran que con frecuencia disminuye la actividad física durante
el embarazo y el gasto energético por este factor. A la vez existen mecanismos
de adaptación que determinan una mejor utilización de la energía consumida. Un
comité de expertos propuso en 1996 un incremento de sólo 110 Kcal los
primeros trimestres del embarazo y de 150-200 Kcal durante el último trimestre,
en mujeres con estado nutricional normal. El incremento adicional equivale
entonces a menos de medio pan gran parte del embarazo. En mujeres enflaquecidas
las necesidades de energía se incrementan en 230 Kcal en segundo trimestre y en
500 Kcal para el tercer trimestre.
Proteínas. La necesidad adicional de proteínas se estima en 10 gramos
diarios, cantidad que se puede satisfacer con dos tazas de leche adicionales.
De acuerdo a los patrones alimentarios de la población chilena las proteínas no
representan un nutriente crítico y en general son adecuadamente cubiertas en la
alimentación.
Grasas.
Deben aportar no más del 30% de las calorías totales. Es
importante incluir ácidos grasos esenciales de la familia "omega-6"
presentes en aceites vegetales (maíz, maravilla, pepa de uva) y de la familia
"omega-3" que se encuentran fundamentalmente en los aceites de soya,
raps (canola), y en alimentos como el pescado, almendras y nueces. Estos ácidos
grasos son fundamentales para el buen funcionamiento del sistema
utero-placentario, el desarrollo del sistema nervioso y la retina del feto
durante el embarazo y del niño durante la lactancia.
Hierro. Las necesidades de hierro se duplican durante el embarazo y es
prácticamente imposible cubrirlas con medidas dietéticas, de acuerdo a lo
descrito en el capítulo 3. Ello lleva a la necesidad de utilizar suplementos
en forma rutinaria, aunque el grado de cumplimiento real de esta medida es
bajo, por lo que deben buscarse mecanismos que mejoren la adherencia al
tratamiento. Las principales fuentes de hierro son las carnes, leguminosas,
semillas, algunos vegetales y pan y cereales fortificados. La leche Purita Fortificada
con hierro y zinc que distribuye actualmente el Programa Nacional de
Alimentación Complementaria es insuficiente para cubrir las necesidades de
estos minerales.
Calcio.
Las necesidades de calcio en el embarazo se estiman en 1.000 mg
por día, cantidad difícil de cubrir con la dieta habitual de la mujer chilena.
Durante el tercer trimestre se produce un importante traspaso de calcio materno
al feto, que si no es obtenido de la dieta es movilizado desde el tejido óseo
materno, lo que puede tener un efecto negativo en etapas posteriores de la vida
de la mujer. Existen algunas evidencias que el déficit de calcio determina
mayor riesgo de hipertensión y parto prematuro. El uso de alimentos
fortificados y/o suplementos es una alternativa para mejorar la ingesta. Las
principales fuentes de calcio son los productos lácteos (leche, queso,
quesillo, yoghurt).
Zinc. También presenta una baja ingesta en la población chilena y su
déficit se ha asociado a bajo peso al nacer y parto prematuro. Las principales
fuentes de zinc son mariscos, carnes, lácteos, huevos, cereales integrales y
pescado.
Vitamina
A. Es uno de los pocos nutrientes cuyo requerimiento no aumenta
respecto a mujeres adultas en edad fértil. Existen evidencias de que altas
dosis diarias de vitamina A (superiores a 10.000 UI) consumidas las dos semanas
previas al embarazo o en las 6 primeras semanas del embarazo pueden tener un
efecto teratogénico. Especial cuidado debe tenerse con los preparados de ácido
retinoico o sus derivados para uso cutáneo ya que estos tienen una potencia 100
a 1000 veces mayor que el retinol.
Acido fólico. Propuestas recientes han aumentado la recomendación de ingesta
diaria en la mujer en edad fértil a 400 μg/día (más del doble de la cifra
previa) y a 600 μg/día en la embarazada. La asociación entre este nutriente y
los defectos de cierre del tubo neural fue extensamente analizado en el
capítulo anterior. Su uso en altas dosis (4,0 mg/día) es especialmente
importante en mujeres con antecedentes previos de hijos con DTN desde 6 a 8
semanas antes de la concepción hasta completar el primer trimestre del embarazo.
La fortificación del pan con ácido fólico a partir del año 2.000 se espera
contribuirá a reducir la prevalencia de esta patología y posiblemente de otras
malformaciones. Las principales fuentes de ácido fólico son hígado,
leguminosas, maní, espinaca, betarraga cruda y palta.
ALIMENTACIÓN
DE LA EMBARAZADA.
La
traducción de los requerimientos a porciones de alimentos de acuerdo a las
actuales normas del Ministerio de Salud se presenta en el capitulo 7. En
síntesis en la embarazada con estado nutricional normal se debe agregar una
porción adicional de lácteos y frutas con relación a las pautas recomendadas
para la mujer adulta. Ello permite un aporte adecuado de todos los nutrientes
con excepción del hierro. En la practica cotidiana muchas mujeres en edad
fértil tiene un bajo consumo de lácteos, verduras y frutas, por lo cual debe
haber una preocupación especial por cubrir las recomendaciones de estos
alimentos.
No hay necesidad de hacer un
esfuerzo especial por comer más durante el embarazo. Durante el primer
trimestre la ingesta energética debe permanecer relativamente igual en una
mujer con estado nutricional normal. En los otros trimestres el incremento de
energía es menor de un 10% y “comer por dos” determina un aumento innecesario
de peso. El cambio en la dieta debe por lo tanto ser más cualitativo, que
cuantitativo. Tampoco deben usarse dietas restrictivas, ya que determinan mayor
riesgo para la madre y el niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario